Desde que llegué a Mongolia aquel verano me enamoré de sus cielos de un azul  intenso y de sus nubes de formas caprichosas. Me pasaba más tiempo mirando hacia arriba que en otras direcciones, lo cual es un poco extraño si se piensa que Mongolia es un país muy muy llano.

En realidad no estoy siendo demasiado original. El brillante azul de sus cielos es tan llamativo que hasta forma parte de la bandera de Mongolia, ya que este azul es el que ocupa la banda central en su enseña nacional.

La religión tradicional de Mongolia es un culto de tipo chamánico llamado Tengrianismo, que se extendía por todas las estepas centroasiáticas. Pues bien, en el Tengrianismo ¿Quién era el Dios principal? Pues nada menos que Tengri, el dios del cielo azul. ¡Ja! Entonces me dí cuenta del porqué de mi admiración por los cielos mongoles: estaba admirando extasiada a su principal deidad.

Según las creencias de esta religión, sólo el creador, otras deidades protectoras y las almas rectas podían habitar el mundo celestial. Este mundo se parecería mucho a la tierra pero… sin la presencia contaminante de los seres humanos. Se trata de un lugar ideal donde la naturaleza está intacta y los habitantes del lugar nunca se desvían de las tradiciones de los antepasados.

Algunos días las puertas de este mundo celestial se abren y la luz brilla a través de las nubes. Los chamanes pueden realizar su viaje hasta el mundo celestial montados en un pájaro negro, en un ciervo o en un caballo, o adoptando la forma de estos animales… de lo contrario pueden escalar el árbol del mundo o pasar a través del arco Iris.

Al avanzar en la historia, el budismo penetró con fuerza en Mongolia pero este siguió impregnado del animismo de su religión ancestral hasta configurar la peculiar religiosidad de este país. En las tradiciones y costumbres de los actuales mongoles todavía pueden apreciarse rasgos de ambas religiones.

Las nubes mongolas adoptan diferentes estilos, a cual más caprichoso:

Nubes pensativas
Nubes cegadoras
Nubes viajeras
Nubes que se acercan
Nubes reflejadas
Nubes bucólicas
Nubes tímidas
Nubes que se esconden
Nubes que asustan
Nubes difusas
Nubes amenazadoras
Nubes espectaculares
Nubes que mojan
Nubes despistadas

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