Cuando hablo con gente que no ha estado nunca en África, me da la impresión de que creen que África no tiene historia. Piensan en este continente y lo relacionan con naturaleza y con pobreza, pero no con una abundante historia cultural, como harían si habláramos de algún país europeo. A veces cuesta un poco hacerles ver que están equivocados porque… África tiene una riquísima historia y cultura.
Esta es una parte especialmente interesante del Desierto del Sahara. Ahora es pobre y remota, pero en el pasado tuvo sus momentos de auge. Su primera época floreciente se remonta nada menos que al año 4.500 AC, ya que aquí se desarrolló la cultura Dhar Tichitt, que está considerada una de las más antiguas de todo África. Fué durante una épooca en que el Sahara era verde y grupos de pastores y agricultores crearon aquí una sofisticada cultura.
Su siguiente perídodo de floreciento fué durante la Edad Madia ya que nos encontramos en la que fue una de las principales rutas de comercio transahariano, en lo que normalmente se conoce como la “ruta de las caravanas”, que tuvo su esplendor de los siglos X al XV y que continuó de forma irregular hasta el siglo XIX.
Lo que atrajo a las grandes caravanas a transitar por esta esta zona fue lo más preciado aquí: el agua. Toda esta zona está sembrada de pozos que permitían a los caravaneros hacer las paradas necesarias para descansar, dar de beber a los animales, etc. Era inevitable que surgieran ciudades entorno a estos ejes en las rutas caravaneras, y que algunos lugares destacaran no solo como lugares de paso sino como lugares de transacción de mercancías.
Todo tipo de mercancías viajaban en estas caravanas, pero principalmente fueron dos: En el sur el bien más deseado era la sal, que se produce escasamente en la zona. De hecho, todavía hoy existe un pequeño comercio de sal en el Sahara. ¿Y hacia el norte? Principalmente la sed era de oro, oro que era la medida de todas las cosas, que se producía en el África Negra en abundancia y que muchas veces terminaba en occidente.
WALATA
De todas las ciudades caravaneras, Walata es la más peculiar debido a su impresionante arquitectura. Por su localización geográfica, esta en el límite entre la cultura árabe-bereber y el mundo negro y por ello siempre ha mostrado una fusión de ambas culturas. Walata se situaba en la ruta de las caravanas que provenían de la importantísima ciudad de Siyilmasa en Marruecos, pasaba por las salinas de Tagaza y se detenían en Walata antes de continuar hacia el África negra. Más adelante en su historia fueron las salinas de Idjil, más al oeste, las que enviaron el preciado mineral hacia el sur y recalaban en Walata, pasando antes por la ciudad de Tichit.
Su auge económico se convirtió también en un auge cultural al atraer a grandes sabios de la época a establecerse allí. La ciudad llegó a contar con 6 escuelas coránicas y los principales doctores de la ley islámica impartían aquí sus clases. La principal consecuencia en nuestros días es la existencia de una riquísima biblioteca con manuscritos que datan desde los siglos XIV al XIX, con textos no sólo religiosos, sino también científicos y literarios.
La peculiaridad de su arquitectura viene dada por la hermosa decoración de las casas, pintadas de un color ocre intenso y con decoración en esgrafiado blanco. La ejecución es siempre obra de mujeres, como en todo África Occidental. No se usa ningún instrumento de medida, todo está hecho a mano alzada y con instrumentos tan sencillos como los cuchillos de cocina, por lo que tiene la frescura y naturalidad del trabajo hecho a mano.
A ambos lados de la puerta, aparecen siempre dos motivos cruciformes que encuadran pequeñas piedras lustrales para purificar la casa. Otro motivo decorativo es el rosetón o «tarja» compuesto por dos medallones concéntricos muy llamativos.
Las puertas están bellamente decoradas con herrajes en forma de estrella, cada uno diferente y con llamadores de anillas. La ornamentación se complementa con los grandes clavos ornamentales que son característicos de toda esta zona de África, ya que también se pueden encontrar en Tombuctú o Djenné en Mali.
En los interiores, la decoración se realiza sobre el fondo blanco de las paredes. Se pinta con el dedo, usando solo el color almagra. Pintan un zócalo con motivos geométricos, formando un ancho cinturón que recorre la parte inferior de las paredes y alrededor de puertas y ventanas
EL DESIERTO
Nunca en línea recta por la dureza del terreno, hay más de 350 kilómetros entre Walata y Tichitt. Es una ruta especialmente complicada más por la roca que por la arena que dificulta el paso de los vehículos.
Vamos siguiendo el rastro de la falla que resquebraja el mapa entre Tidjijka y Walata, Siempre dejamos al sur la Depresión del Auker que en la época del Sahara verde fue una zona lacustre, y sin embargo ahora está inundada por las dunas. Así, navegamos por la misma ruta que hicieron las caravanas, que se trazaba con objeto de hacer jornadas que duraran un solo día entre pozo y pozo.
Aún con las grandes caravanas ya desaparecidas, todavía queda vida alrededor de los abundantes pozos de la zona. Estos siguen siendo clave para una de las pocas actividades económicas existentes: la cría de camellos. El camello sigue siendo el animal doméstico por excelencia en la zona por su especial adaptación a este hábitat tan duro. Es todavía el principal medio de transporte en esta parte de Sahara y también se puede usar para el arado de la tierra. Además, su carne es muy sabrosa y la muy nutritiva leche es una importante fuente de proteínas para estas gentes. Eso sin contar con toda la artesanía que se elabora a partir de la lana, el cuero y el hueso de camello.
Aunque parezca increíble, todavía quedan familias nómadas que viven o más bien sobreviven en este ambiente. Mantienen una de las características que más ayudan a resistir en este entorno: la hospitalidad ¡Las visitas siempre son bien recibidas!
Es poco frecuente encontrarse con otros vehículos, pero si esto ocurre lo más frecuente es tropezarse con coches averiados a los que ayudar, como esta familia con la que nos encontramos en medio de la nada. Me sorprendió ver el estoicismo con el que sencillamente estaban esperando que alguien les ayudara, confiando en Ala el cual, efectivamente fue generoso con ellos ya que nuestro conductor consiguió que su coche volviera a funcionar.
En este complicado terreno pocos elementos destacan en la monotonía del desierto. Uno de ellos es el Guelb ElMakhsar o Mezrugat, un extraño y sobrecogedor bloque de piedra horadado en formas caprichosas por siglos de vientos saharianos.
TICHIT
Más pequeña que Walata pero igualmente hermosa es la ciudad de Tichitt. En este caso, el adobe deja paso a la piedra. Tichit fue fundada en el siglo XII y durante mucho tiempo fue un importante nudo en la ruta de las caravanas, precisamente en la que venía desde Idjil en Marruecos y pasaba por Tichitt camino de Walata y el África negra. Su etapa de máximo esplendor fue durante los siglos XVI y XVII.
Lo singular de su arquitectura es el uso de la piedra vista que obtienen en unas canteras cercanas. Estas piedras tienen hasta seis diferentes tonalidades únicas, que al ir alternando forman conjuntos muy armoniosos. Llaman también la atención los nichos que adornan las fachadas y que son típicos de toda la región de Tagant.
Actualmente lo que más condiciona a la ciudad es lo aislada que está. Hemos visto lo difícil que es llegar desde Walata, a 350 Kilómetros y para llegar hasta Tidjikja, capital de la provincia, hay 250 kilómetros sin ninguna carretera. Esto ha provocado un gran éxodo de su población.
Tichit posee, igual que las otras ciudades caravaneras de Mauritania, espectaculares bibliotecas, reconocidas y protegidas por la UNESCO y el gobierno mauritano. Suelen agrupar lo que anteriormente eran bibliotecas familiares, cuyos fondos se han centralizado para favorecer su conservación. Abundan los libros de temática religiosa pero también hay tratados de Historia, Geografía, Matemáticas, Astronomía, Medicina, etc. Muchas colecciones también incluyen correspondencia pública y privada, registros de transacciones comerciales y otros documentos de archivo cuyo significado histórico está siendo cada vez más reconocido por académicos y propietarios.
La Mezquita es una de las más importantes de Mauritania y está hecha 100 % en el mismo tipo de piedra gris azulada.
El comercio transahariano comenzó a declinar a finales del siglo XVIII y para mediados del siglo XX ya casi había cesado. Una de las principales causas fue la competencia del comercio transatlántico, que había crecido constantemente desde el descubrimiento de América. Además, el aumento de la navegación comercial a lo largo de la costa occidental de África proporcionó una navegación más segura y rápida que fue dando la alternativa a los largos viajes por el desierto. Una tercera causa fue el crecimiento del poder colonial francés en la región y el consecuente desmantelamiento del sistema político y económico que había dado lugar a esta forma de vida tradicional durante siglos.